Las calles de Alcoy en el siglo XIX (X)

Esta es la entrega número quince de la serie de publicaciones sobre el Proyecto de Ensanche y Rectificación de Alcoy de 1875. Si no has visto las anteriores, aquí las tienes:

  1. El Plano de Alineaciones de Alcoy de 1849 y sus antecedentes
  2. Proyecto de Ensanche y Rectificación de Alcoy: los planos
  3. El Plano General de Ensanche de Alcoy (I): el Centro Histórico
  4. El Plano General de Ensanche de Alcoy (II): Santa Rosa

Hoy empezaremos con las calles de la Vila, el barrio más antiguo de Alcoy, creado en 1256 en un lugar estratégico como es entre dos barrancos (Riquer y Molinar). La extensión de este primer recinto amurallado según el plano actual es desde Algezares hasta la calle Santo Tomás, y entre los dos ríos ya comentados. Los ejes principales de la villa son las calles de San Miguel y la calle Mayor, que se cruzan perpendicularmente formando la actual Placeta del Carbó. Al final de estas vías se encuentran los portales más importantes, como son el del Castell (Algezares), el del Arenal (Santo Tomás), el de Sintia (Buidaoli) y el de Sant Agustí (Plaza España).

Con el paso de los años, la villa se iría expandiendo, pero estas calles seguirían manteniendo cierta importancia. Además, hasta el siglo XVIII se mantendrían prácticamente las mismas construcciones de las viviendas que existían desde los siglos anteriores, ya que hasta ese momento el crecimiento de la población era bastante relajado, y será a partir de entonces cuando la mayor demanda de viviendas, por el auge de la industria, provocará un cambio sustancial en las construcciones de la villa.

Durante el siglo XIX, este barrio se encuentra densamente poblado. El tamaño de parcela se ha reducido mucho por efecto de las herencias y por la intención de construir un mayor número de viviendas. Las calles mantienen el trazado original medieval (aunque algunas de ellas, más cercanas a los ríos, se vinieron abajo en 1620 por los terremotos), lo que quiere decir que hasta 1849 no hubo preocupación por la alineación y ensanche de las mismas.

También englobados en este barrio se encuentran los «arrabales» de Buidaoli y la calle Caragol, ambos situados en las grandes pendientes que forman los ríos Riquer y Molinar, por lo que su trazado es en forma de zig-zag. Aunque los dos formaban parte de los caminos de salida de la villa hacia Bocairent y Penàguila, respectivamente, el segundo siempre ha estado más integrado dentro del recinto urbano. El barrio de Buidaoli aparecería más tarde, a la salida del Portal de la Plaça o de Sintia.

Calle Mayor

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Esta calle, hoy llamada Pintor Casanova, pero de siempre conocida como Carrer Major, era, como sugiere el nombre, la principal de la villa al menos hasta la creación del Raval Nou, cuando iría apareciendo la calle de San Nicolás. Ya vimos en la primera entrada que la alineación de esta calle fue ya una preocupación en 1844 por la reedificación de la llamada «Casa del Blanco«, y se encargó la elaboración de varios planos para determinar la nueva alineación que debía tomar la calle. Además, se buscaba darle ensanche por ser la «Mayor», ya que todavía mantenía el ancho de épocas medievales.

El ensanche de la calle

En sendos planos de 1844 y 1848 se proponen rectificaciones para la calle, que presentaba un trazado ligeramente curvado bajo de la Placeta del Fossar. En el de 1848, además, se contempla también la alineación del otro tramo, junto a la parroquia de Santa María.

Esto serviría de precedente para Jorge Gisbert, que en 1849 elaboró su álbum de calles en el que establecía la alineación oficial. Gisbert le daba un ancho de 26 palmos en el segmento hasta la Placeta del Fossar, y 31 palmos hasta la Placeta del Carbó, normalizando todas las anomalías que se daban, sobre todo en este último trozo, siendo la más relevante la Casa del Blanco. En algunas partes, el nuevo ancho doblaba el existente, dándole un mayor carácter principal a la calle. En general, Gisbert no proyectaba ensanchar las calles en su álbum, sino rectificarlas, pero en casos concretos como este, sí que decidió alterar sustancialmente la fisionomía de las vías urbanas.

Esta misma configuración permanecería en los planos del año 1875, sólo que Vilaplana y Balaciart expresaron los anchos en metros: 5,45 metros en la primera parte, y 6,12 en la segunda. Aquí vemos que los números 28 a 36 se han reedificado conforme a la nueva línea, así como los 13 al 17. Junto a Santa María no se ha alterado nada todavía. En este lado de la calle se edificarían a principios de siglo XX varios edificios modernistas, y en ese momento se retiró la línea de fachada, quedando como hoy la podemos ver.

Hasta hace unos años, existía un testimonio de esa diferencia de alineaciones en la esquina con la calle Caragol, que era la casa marcada con los números 12 y 14 del plano. También en fechas más recientes se ha ejecutado parte de este plan de rectificación que data del año 1849. Con la demolición y reconstrucción de las casas junto al Campanar, sobre 2007, la fachada de los nuevos edificios se ha retirado aproximadamente un metro con respecto a las antiguas, dejando solamente dos edificios con la alineación antigua de la calle. Uno de ellos es el de la farmacia del Campanar, y el otro es el que alberga dependencias municipales.

La Placeta del Fossar

Como es conocido, esta plaza nació con la edificación de la iglesia de Santa María a partir de 1725, y se convirtió en el cementerio de la villa reemplazando al que se ubicaba en la Placeta de la Mare de Déu. Permanecería así poco menos de un siglo, ya que en 1812 se inauguró el cementerio situado a la salida de Alcoy por San Nicolás. Sin embargo, este tiempo fue suficiente para que hasta hoy se identificara la plaza con el nombre de «el Fossar«.

En el plano de 1848 vemos con detalle la extensión de dicha plaza, donde lo más relevante son las escaleras de entrada a la iglesia. En este documento se le denomina «Plaza de la Parroquia«, que probablemente era el nombre oficial. Otro detalle que aparece por primera vez en este plano es la existencia de dos callejones en el lado donde hoy se encuentran las Carmelitas. Aparecen nombrados como «Callejuela tapiada» la primera, y «Callejuela tapiada pero con uso» la segunda. Son vestigios de las calles que antiguamente corrían paralelas a las de San Blas y Caracol, y que con la edificación de la nueva parroquia la mitad de ellas desapareció para formar la Placeta.

Originalmente, estos callejones (al igual que la calle San Blas y la calle Caracol) desembocaban en una calle perpendicular que transcurría junto a la muralla, y servía para hacer las rondas de vigilancia. Esta calle llegaba hasta la Placeta de la Mare de Déu, pero se vino abajo en 1745 después de una serie de temporales. Fue entonces cuando se debieron tapiar las entradas a esta calle, dejando un vestigio de su existencia. A día de hoy, aún existen dos de esos entradores, situados uno en la Placeta del Fossar, y el otro al final de la calle Sant Blai. Sin embargo, desapareció otro callejón que había a la altura de la iglesia de Santa María, y que vemos en varios planos de la época. El primero de ellos, el del paredón de Gisbert y Merita de 1806, en el que se le llama «Callejón de Merita», y muestra que enlazaba con la calle Caragol.

Por ejemplo, en 1849 seguimos viendo todos los callejones ya mencionados, y al correspondiente a la calle de San Blas se le denomina «Callejón de Santa Teresa». En el plano de 1859 de F. Coello observamos un gran solar a espaldas de la calle Mayor, al cual se accede solamente por el callejón hoy inexistente. En el plano de J. Martí aparece el mismo solar, con más detalle. Ese solar corresponde con el patio del colegio que actualmente existe en el mismo lugar. Avanzamos unos años más, hasta 1875, y ya ha desaparecido. De hecho, en el plano parcial se representa la casa número 24 en el lugar en el que estaba el callejón, dando a entender que, aunque la casa no ha sido reconstruida, ya que no se ajusta a la alineación, sí ha sido ampliada en el espacio que dejó el callejón. A partir de entonces, no vuelve a aparecer esta vieja calle en ningún plano, no así las otras dos que hemos comentado.

Algunas casas destacables

El plano de 1875 nos da la información correspondiente a la numeración de los edificios, y podemos identificar algunos puntos de interés. Uno de ellos sería el ya discutido de la «Casa del Blanco«, que tiene el número 38. En la primera entrada se explicó el conflicto que hubo con la reedificación de esta vivienda, que finalmente retiró su fachada más de lo que era necesario, dejando un escalón que no se solucionaría hasta su derribo recientemente. Igualmente, en el plano de 1849 vemos que la casa número 36 estaba mucho más desalineada antes de reedificarse, ya que en el plano de 1875 sigue formando esquina con la 38 pero mucho menos acusada. Este edificio en la actualidad está solo, ya que todos los colindantes han sido derribados, y se encuentra apuntalada y vallada.

Otro lugar de interés de la calle son los números 48 y 50. En este lugar se ubicaba el hospital de la villa antes de trasladarse a la Placeta de la Mare de Déu en 1789. Citando a Remigio Vicedo en su Guía de Alcoy (pág. 236), hablando de los hospitales de la ciudad:

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Foto de Gabriel Guillem (2005)

Lo que sí es cierto y podríamos demostrarlo con multitud de actas del Concejo y notas de los libros parroquiales, es que desde el siglo XV hasta nuestros días, no ha faltado este benéfico establecimiento en Alcoy y que tanto la Iglesia como la representación del Común, pusieron especial cuidado en que estuviera bien atendido y ordenado.

Ocupaba el antiguo hospital las últimas casas de lo que era calle Mayor y hoy Pintor Casanova y amenazaba ruina a mediados del siglo XVIII. El generoso corazón del Dr. Mosén Ignacio Samper le inclinó a fundar junto a este hospital una casa de caridad que tenía cabida para 13 camas y en los bajos de la misma una Capilla en la que colocó la imagen de la Santísima Virgen de los Desamparados. Después, en 1765 se extendió una escritura de «Concordia», por medio de la cual la villa cedía todos los derechos del antiguo hospital y el Dr. Samper lo que le correspondía de su casa, y de ambas dependencias se formó un Hospital de Caridad.

Pero tampoco, a pesar de la buena voluntad de los contratantes, llenaba este asilo las necesidades locales y en 1787 se puso la primera piedra de uno nuevo en el mismo sitio que ocupaba la antigua Parroquia, para convertir aquel solar en Hospital de Alcoy, donde permaneció hasta el 30 de Junio de 1877.

Por último, la casa numerada con el 5 de esta calle albergaba la primitiva «Casa de la Bolla» de la Real Fábrica de Paños de Alcoy, cuyo edificio permaneció hasta principios del siglo XX, cuando se edificó la casa que podemos ver hoy día, como también cita R. Vicedo:

Pasando la plazuela del Fosar, encontramos dos bocas de calle que cruzan la del Pintor Casanova; […] la esquina inferior [fue] casa social de la fábrica de Paños, conocida por la Bolla, con una típica fachada que ha desaparecido al edificar la vivienda actual […]

Callejón de las Monjas

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Plano del siglo XVII

Esta calle, hoy desaparecida, aparece nombrada por primera vez en 1568, según dice Dávila Linares en Crecimiento Urbano de Alcoy, siglos XIII-XVIII (pág. 91), y también fue conocida como «Carrer Nou» o «del Santo Sepulcro«. De hecho, unos años más tarde se edificaría la actual iglesia del Santo Sepulcro en esa misma calle (se terminaría en 1598). Lo que no se especifica es si esta calle fue siempre un callejón sin salida, o esa condición aparecería al levantar la iglesia. Lo que parece probable es que el origen de la calle fuese el espacio que dejó la muralla que separaba la Vila y el Raval Vell, que en el siglo XVI se iría edificando por el centro, dejando dos calles a los lados: Santo Tomás y el «Carrer Nou», que es el que estamos tratando.

Sea como fuere, a partir del siglo XVI esta calle se encuentra cerrada antes de llegar a la de San Blas. Por el otro extremo se situaba la plaza del «Jugador de Pilota», ya que existía un tramo de muralla desde la calle de la Escuela y que pasaba por la parte baja de la actual Plaza de España. Esta muralla se derribaría a mediados del siglo XVIII cuando se edificó la nueva iglesia parroquial, dejando una plaza que se llamó «del Solar», y más tarde, «del Carmen», y que ya vimos en la entrada sobre la Plaza de España.

Imagen de 1939.

Durante el siglo XIX, este callejón no se vería alterado, en todo caso algunas correcciones de alineación en la reconstrucción de algunas casas. Sería en el siglo XX cuando desaparecería definitivamente la calle, debido al ensanche de la calle Santo Tomás. A finales de los años 30, al acabar la guerra, todavía no se habían levantado todos los edificios nuevos de la calle Santo Tomás, como se ve en la foto, con lo que aún quedaban algunas viviendas del lado derecho de la calle, que serían finalmente demolidas en los siguientes años.

El callejón en los planos

En los planos del siglo XIX podemos identificar el callejón de las Monjas, empezando por el plano de 1836 de Antonio Rosado. En el original, que es más bien un croquis, este callejón está corregido a posteriori, así como otras calles de la zona que el autor debió omitir. Ya pasamos al año 1849, y en el álbum de Jorge Gisbert se muestra el plano de esta calle, a la que el autor otorga un ancho de 14 palmos para ser rectificada. Poco más se puede comentar de este plano.

Unos años más tarde, en 1855, vuelve a aparecer el callejón en un plano parcial que pretende establecer las alineaciones para la «Plaza del Teatro». En este plano se alteraría el cruce de esta calle con la del Carmen, formando una esquina entre ambas:

El callejón sigue apareciendo en los sucesivos planos de 1859 y 1864, así como en otros planos parciales de la zona. En 1875 se elaboró el plano parcial de la calle «de la Virgen del Carmen«, en el que aparece el callejón de las Monjas. Al contrario que el resto de calles, en esta no aparecen numerados sus edificios, puede que por pertenecer muchos de ellos a la calle del Carmen y al Convento del Santo Sepulcro.

El último plano en el que aparecería sería en el de 1925 de la Guía Vicedo. Poco después se englobaría en la calle Santo Tomás, como ya se ha dicho anteriormente.

Calle Caragol

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Esta es otra calle emblemática del Alcoy antiguo, de la que hoy literalmente no queda nada en la parte que bajaba al puente de Penáguila. Tiene su origen en la fundación de Alcoy, pues está incluida en el recinto primitivo de la villa. Según Dávila Linares, esta calle era una de las pocas que tenía nombre en esta época (San Bartolomé o de la Covil, más tarde también del «Giny»). La parte más característica de la calle, es decir, la que tenía un trazado en zig-zag, probablemente surgió en el siglo XVIII después de que se viniera abajo la ladera en la que hoy se encuentra el paredón de las Carmelitas, en un temporal de 1745.

De todas maneras, es un tema para investigar, en el que aún hay que aclarar los datos, pues en 1669 la calle ya se denomina «del Caracol», tal cual aparece en el Llibre de la Peita, pero en ese mismo documento no hay rastro alguno de la existencia de una calle zigzagueante que baje hasta el camino de Penáguila. Sin embargo, ahora nos centraremos en su aspecto en el siglo XIX a través de los diferentes planos de la ciudad.

Visión general de la calle

Esta es una de las calles que tienen un trazado más característico de las que existen en el centro histórico. Está (estaba) formada por cuatro giros que ayudaban a salvar el desnivel existente entre la calle Mayor y el camino de Penáguila. El primer tramo de la calle, que empieza en la calle Mayor, se aprecia rectilíneo, a pesar de que las fachadas se encuentran bastante desalineadas (sobre todo se puede ver en el plano de 1875). Los números 16 a 22, justo antes de llegar al primer giro de la calle, se encuentran adelantados con respecto al resto, y no se trata de un reajuste de alineaciones, pues en 1849 ya se encontraba así, por lo que no se trata de edificios con una alineación anterior a la «correcta».

Después de dejar a la derecha estos números, encontramos el primer giro de la calle. En el número 24, Vilaplana y Balaciart indicaron un pequeño entrante, puede que a modo de puerta, en el plano de 1875. Después del número 26, ya entrados en la cuesta abajo, llegamos al primer giro de 180º, en el que hay una tapia separando los distintos niveles. A esta altura, antiguamente se conectaba con uno de los callejones de la calle Mayor, exactamente el que desapareció y que se encontraba al lado de las actuales Carmelitas (ver calle Mayor).

El siguiente tramo sigue estando cuesta abajo, y vemos edificios a ambos lados de la calle. Esto es significativo, pues parece ser que a finales del siglo XIX se vinieron abajo casi todas las viviendas que estaban a la izquierda de donde nos encontramos (números 19, 23, 25 y 27), lo que presagiaba ya el futuro de la calle debido al complicado terreno en el que se levantó. A la mitad del tramo, nos topamos con unas escaleras a la derecha, que nos llevan a la «Roda«, una fábrica ubicada bajo del Calderón que ya aparece indicada en el plano de 1849.

Más abajo, llegamos a otra curva cerrada en la que volvemos a girar 180º y vemos los mismos edificios que antes, pero por su otra fachada. La alineación es irregular, y en 1875 se proponen dos nuevas rectificaciones, como en otros casos, estando la segunda marcada en azul. Finalmente, llegamos al cruce con la calle de San Antonio, en el inicio del Paredón de Gisbert y Merita (llamado así por encontrarse las casas de las dos familias nobles en lo alto del Paredón, con entrada desde la calle Mayor).

Aquí ya, dependiendo del plano que tomemos, la calle Caracol termina o continúa hasta más abajo. En 1849, Jorge Gisbert denomina al tramo que baja desde la calle Caracol «Bajada para el portal de Penáguila«, y lo incluye junto a la calle San Antonio en el tramo del paredón. Vilaplana y Balaciart, por su parte, llamaron «Calle del Caracol o San Bartolomé» también al trozo hasta llegar al portal de Penáguila nuevo.

Observando los planos vemos, al bajar hacia dicho portal, un entrante a la derecha en el que se ubican las puertas a varias viviendas, desde el 52 hasta el 62. En el plano de 1849, este callejón se denomina «Callejón que da paso al huerto del Sacristán«. Aquí, en 1875, se propone una alineación más ordenada, pues la línea de fachada es bastante irregular. Finalmente, acabarían demoliéndose en los años 70 todos los edificios de esta parte de la calle, con lo que la alineación dejó de ser un problema.

Al final de la calle «principal» tenemos en ambos planos el portal de Penáguila, que forma parte de las fortificaciones de la primera mitad de siglo XIX, ya que el portal medieval se encontraba más arriba en la calle San Antonio. Esta puerta de la ciudad aún podemos verla en algunas imágenes antiguas:

En la imagen se puede ver que entonces todavía estaban los edificios que más tarde se vendrían abajo, junto al inicio del paredón. Se trata de los números 23, 25 y 27 de la calle según el plano de 1875, que a finales del siglo XIX se encontrarían en ruina y fueron demolidos. Por ejemplo, en el AMA existe un expediente titulado «Informe de estado ruinoso: Caracol, 23» de fecha 1890, y otro titulado «Apertura de paso provisional por ruina de varias casas: Caracol» del año 1892. Esto nos da una idea no solo de la fecha de demolición de estos edificios, sino de las complicaciones de edificar en una calle como esta, situada en una gran pendiente y en zig-zag, lo que hace que la superficie de cada parcela sea mínima y se recurra en algunos casos a excavar «cuevas» en el sótano para ganar espacio. Todas estas circunstancias contribuirían a que esta fuese una de las primeras calles del centro histórico alcoyano que desapareció completamente (en el tramo en zig-zag), hasta el punto de que hoy apenas se puede reconocer su antiguo trazado.

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Calle del Carmen

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Esta calle también surgió con la creación del primer núcleo amurallado de Alcoy. Corría paralela a la calle Mayor, y se denominaba «dels Argandins«. Esta calle empieza en la Plaza de España y termina en la calle Virgen María. Anteriormente, la calle empezaba en la Placeta del Carmen o del Teatro, cuando aún existía, y más antiguamente, en la plaza del Jugador de Pilota, puesto que la muralla cerraba la villa por ese sitio formando una pequeña plaza en el inicio de la calle del Carmen. Ahora veremos los planos de esta calle en el siglo XIX.

La calle en 1849

Cruce con la calle San Blas

Lo primero que llama la atención del plano parcial de esta calle de 1849 es que se la denomina «Calle de San Blas» en la mayor parte de su recorrido. Solamente el tramo junto a la iglesia parroquial se llama «Virgen del Carmen». Esto no llevaba a confusión con la actual calle de San Blas, puesto que esa se denominaba «Calle de las Monjas» o de «Santa Teresa».

Aparte de esa curiosidad, en el plano no vemos ninguna información relevante, más que las típicas correcciones de alineación, que dan a la calle un ancho de 16 palmos.

La calle en 1875

En el año 1875, Vilaplana y Balaciart elaboraron el plano parcial de la calle de la Virgen del Carmen, incluyendo como ya se ha mencionado el callejón de las Monjas. En esta ocasión, se otorga un ancho mayor a la calle, de 4 metros, en su primer tramo. Para el resto de la calle, se mantiene el ancho de 1849. Además, volvemos a tener un caso de «doble alineación» para solucionar el cruce con la calle San Blas. Aquí se puede ver la forma que tenía dicho cruce hasta que se reurbanizó la zona a principios de este siglo:

De nuevo, no vemos nada más relevante en el plano. Cabe destacar que prácticamente todos los números que tiene la calle son impares, puesto que desde su inicio al lado derecho se encuentra con la iglesia de Santa María, luego la Placeta del Fossar, y después edificios que tienen su entrada por las calles perpendiculares. Además, el que parece el primer número de la calle, es el 11, situado en la esquina con la Placeta del Carmen. Realmente, los primeros números pertenecen a esa plaza, que ya se vio en la entrada sobre la Plaza de España.


Nada más sobre estas calles de la Vila. En las siguientes entradas seguiremos viendo los planos de las calles del barrio más antiguo de la ciudad, en concreto, las calles de San Blas, San Antonio y San Miguel.

Ver la siguiente entrada: Las calles de Alcoy en el siglo XIX (XI)

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